¿El superdiós perdido?
La serpiente emplumada y las estrellas
Las leyendas cuentan que un hombre blanco barbado, con cabello rubio y ojos azules, llevó el supraconocimiento a los mayas. Les ense- ñó los misterios de los cielos, las leyes de las matemáticas y la astro- nomía, y las habilidades de los artesanos. Les enseñó a construir sus pirámides y palacios de piedra. Y, sobre todo, les enseñó la sabidu- ría de que la purificación vendría a través del sacrificio y de que la inmortalidad esperaba a las almas de los puros.
Dicen que cuando murió, se convirtió en la estrella de la maña- na, Venus, el más brillante de los cuerpos celestes nocturnos, y que vivía en una preciosa casa de jade, plumas, plata y conchas. A su vez, caminó entre los olmecas, los teotihuacanos, los mayas, los toltecas y los aztecas. Lo llamaron la serpiente emplumada, Quetzalcóatl o Kukulcán, el dios de la bondad y la sabiduría.
Otros más hablaron del hombre blanco barbado. Los incas de Perú lo llamaban Viracocha, mientras que sus vecinos, los aimara, lo llamaron Hiustus. En Bolivia era conocido como el dios del viento. Para los polinesios era Kon Tiki, el dios solar. Al partir, su promesa siempre era la misma, un día regresaría.
Los tesoros descifrados de los mayas nos dicen que el Señor Pacal, rey sacerdote de los mayas, vivió y rigió en Palenque desde los nueve años de edad. Se le conocía como Quetzalcóatl, la serpiente emplumada, la más alta deidad para los mayas. Fue enterrado en el Templo de las Inscripcio- nes, donde su tumba, descubierta en 1952, contenía artefactos de jade, serpientes emplumadas y conchas marinas. Todo el interior del ataúd estaba pintado de cinabrio, la forma en polvo del metal líquido mercurio.
37En la tumba de Palenque existe más evidencia sobre la leyenda de Quetzalcóatl que en ninguna otra parte. La tapa descifrada de la tum- ba y la máscara de jade del Señor Pacal lo muestran muy claramente, sin ambigüedad, como la serpiente emplumada. Las imágenes mismas son milagros vivos indiscutibles y sorprendentes, legado de un genio viviente que alguna vez anduvo entre los mayas adoradores del Sol.
Ellos sabían por su maestro que el Sol afectaba la fertilidad, que sus rayos llenaban a unos de risa y a otros de dolor, por lo que, con reverencia, daban nombre a sus hijos de acuerdo con sus fechas de nacimiento durante un ciclo astrológico. Sabían también que el mun- do había sido creado cuatro veces antes y que cada vez había termi- nado en una destrucción catastrófica, por la cual ellos culpaban al Sol. Para ellos el Sol era dios.
Nadie ha explicado la relación entre el Sol y esta serpiente emplu- mada o este hombre barbado, hasta ahora: fue en Los superdioses, al escribir acerca de Augusto le Plongeon, el hijo de un comodoro y explorador maya a fines del siglo xix, que las piezas del rompecabezas comenzaron a unirse. Él creía que los mayas practicaban el mesmeris- mo, inducían la clarividencia y utilizaban espejos mágicos para pre- decir el futuro. Estaba seguro de que habían navegado hacia el Oeste, desde Centroamérica, para desarrollar civilizaciones en el Pacífico, y que después habían continuado cruzando el Océano Índico y el Gol- fo Pérsico hasta Egipto. Para sustentar esto, comparó muchos ejem- plos de la arquitectura, la escritura y las creencias mayas y egipcias, llegando hasta el culto al Sol.
La interpretación de Le Plongeon de uno de los preciados libros mayas en corteza (del amate), el códice Troano,* sugirió que varias páginas del mismo estaban dedicadas a la descripción de un cataclismo, el hundimiento del continente perdido de Mu, en el Pacífico. En la década de los treinta, el hombre de negocios y explorador norteame- ricano James Churchward apoyó las ideas de Le Plongeon, y al mis- mo tiempo presentó su evidencia propia y persuasiva para sustentar la existencia de Mu; se trataba de bosquejos en antiguas tablillas de pie- dra que había encontrado en un monasterio en Brahmaputra, Tíbet, al fungir como agente secreto. Las tablillas fueron llamadas, en honor de los legendarios maestros mayas, los naacal, “los exaltados”, quienes
* Que hoy forma parte del códice Madrid. (N. del t.) 38
Figura 11. Uno de los bosquejos de Churchward de las tablillas naacal, mostran- do el hundimiento de Mu: el aumento en los niveles de radiación solar origina el sobrecalentamiento de la masa terrestre, la emisión de gases subterráneos y el hun- dimiento de la tierra misma.
viajaron por el mundo enseñando su ciencia, su ingeniería y su len- gua. Churchward también creía que los muvianos poseían tecnología superior a la nuestra, incluyendo la antigravedad, la cual les permitía el movimiento de objetos grandes y la construcción de edificios colo- sales. Decía que su civilización no era primitiva en forma alguna y que su comprensión de las fuerzas cósmicas de la energía era sorpren- dente. Creía que el alto conocimiento que permitió la construcción de las pirámides, tanto en Egipto como en México, había venido de Atlántida y, antes de eso, de Mu, hará unos 25000 años.
Estaba seguro de que las tablillas naacal contenían la exposición de un conocimiento profundo del que hoy apenas se empieza a tener noticia en el mundo científico. Mostró cómo las tablillas describían el hundimiento catastrófico del continente; un aumento en la radia- ción solar provocó el sobrecalentamiento de la masa terrestre, cau- sando la expansión de los gases subterráneos que ascendieron hasta la superficie. La tierra se reasentó, sumergida bajo el Pacífico, lleván- dose con ella a los 64 millones de habitantes.
Figura 12. La teoría de Churchward, mostrando cómo la emisión de los gases sub- terráneos minó y condujo al hundimiento de Mu. Los gases atrapados entre la roca se expanden al calentarse; la tierra se hincha y los gases se escapan causando que la capa superior se reasiente y se hunda bajo el océano.
¿Pero qué tiene esto que ver con la serpiente emplumada? Churchward había bosquejado meticulosamente las narraciones del diluvio de las tablillas naacal: una mostraba el disco del Sol con una pequeña marca parecida a una serpiente emplumada en la región del ecuador (figura 11, 1b). Si la tablilla era de Mu, debe haber tenido 25000 años de edad.
A menudo, la más pequeña pista cambia el rumbo de una inves- tigación, y así sucedió con el bosquejo de Churchward. Parece ser que los muvianos comprendían la ciencia del Sol y sabían, al igual que los mayas, de la existencia de la combadura neutral del Sol. Tan importante era esto para ellos, que lo grabaron en una de sus precia- das tablillas como una serpiente emplumada cruzando la cara del Sol.
Ciclo teórico de mancha solar de 11.5 años
Hoja real neutra
Hoja teórica neutra
SOL
COMBADURA
Figura 13a. Este diagrama muestra el campo magnético del Sol alrededor del ecua- dor (el cual no tiene polaridad norte ni sur) a ser distorsionado. Esta área de acti- vidad magnética nula también está inclinada, por lo que es comúnmente conocida entre los científicos como la combadura neutra inclinada del Sol (para una expli- cación completa de la actividad solar véase el apéndice 1).
INCLINACIÓN
Combadura en hoja neutra
Hoja neutra
Inclinación de la hoja neutra
INCLINACIÓN
Figura 13b. Los círculos más pequeños representan un ciclo teórico de mancha solar del 11.5 años. Es esto lo que distorsiona la hoja neutra hacia su forma com- bada observable.
Figura 13c. La hoja neutra distorsionada amplifica y suprime la actividad de la mancha solar, conduciendo a variaciones en el número de las manchas solares observadas a lo largo del tiempo. Las variaciones en número siguen la forma de la hoja neutra.
Número observado de manchas solares
Figura 13d. El ciclo de la mancha solar como la serpiente emplumada. emplumada como la pre-
senta Churchward en su bosquejo del Sol.
Pronto quedó claro que la leyenda de la serpiente emplumada describía la historia de cómo el Sol afecta la vida en la Tierra. La ser- piente emplumada era el Sol.
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