domingo, 26 de febrero de 2012



Por AMOR a la VERDAD
Cada día respiro hondo,
respiro, como si la vida dependiera del aliento
de la primera respiración consciente,
de cada mañana,
respiro hondo y doy gracias,
por poder abrir dentro de mi,
las arcas cerradas donde yace
la luz tibia y tranquila
a la espera
de que un día logremos descifrar los enigmas
de nuestra propia existencia
y con ello dislucidar la verdad que tanta falta nos hace

Dicen los Toltekas, que uno, sólo puede hablar sobre aquello que ha experimentado, pues hacerlo es lo único que te otorga la autoridad para afirmarlo. Esto hace también, que refrendes la propia verdad desde la sabiduría y no desde el particular enfoque de la percepción de la mente.
Atestiguar en estos tiempos, la trascendencia a partir de la propia vida, no es fácil de expresarse, ya que las palabras no suelen dar de sí, para dar paso a los acrecentados marcos de referencia, vencidos por la inminente evolución de consciencia. Acomodarlas de forma que den a luz los nuevos conceptos, conlleva en estos días, una verdadero reto y una irremplazable capacidad artística.
Le aprendí al “curso de milagros” que la verdad, no es algo que  puedas conjeturar, sino más bien es algo que se te es revelado. Y no proviene del externo mundo de la ilusión proyectada, sino de la capacidad de rendir los criterios para ser llenado desde adentro, con el saber resguardado en la memoria del alma. Intromisión es un término que muchos confunden con reflexión mental y  al hacerlo, pierden una y otra vez, la conexión con el lóbulo derecho director del misterioso nagual interno.
Consciente estoy, de que al verter aquí, lo que llevo dentro, muchos, chocarán irresistiblemente contra el muro de contingencia de la historia planetaria mal contada, desde los inicios de nuestra quinta raza humana. Sin embargo, mi corazón ávido de libertad, me suplica incolumne, que intente la osadía, aunque con ello machuque y magulle los paradigmas estigmatizados de mi existencia.
Nadie, me influye, nadie me insta, ni me gobierna. Soy, por órdenes supremas una servidora simple, que atestigua con su ser, el paso irrevocable y necesario hacia una nueva estadía  de consciencia unitaria.
Desde ahí, sin precio de por medio a mis palabras, hablo desde la absoluta transparencia y voluntad cedida hacia mi amoroso servicio.
2012 nos ha traído la GRAN HORA a cuestas.  La hora de salir de las brumas espesas generadas por nuestro exilio involuntario del omnipresente cosmos. Nos ha llegado el tiempo de rasgar el capullo donde tan obtusamente nos hemos refugiado de nuestras vinculaciones sagradas. Amanace y aún tenemos los ojos cerrados.
Abrirlos y deschinguinarlos será cuestión de valentía que no hay que confundir con bravura, ya que para estos términos específicos, la “valentía” cobra especial definición en la magnánima tarea de salir del autoengaño.
Señores, seres emergentes convidados al gran banquete, la cena está servida y muy probablemente, nuestras apetencias no están considerando los nuevos platillos destinados a la Fiesta Suprema Conmemorativa del Cierre Mayor de Ciclos.
Hay que entender que sobre la mesa están los ingredientes guardados secretamente, por la fuerzas avasalladoras del régimen masculino y su director oficial la “razón pura”. Hay que entender que tras su supuesta verdad existen las toneladas de mentiras que han disfrazado por eones, sus ambiciones desmedidas de posesión y poder, mal disimuladas.
Siéntate y disponte, que el repertorio apenas comienza... la “entrada” obligada es una deliciosa botana hecha de retazos de Atlántida y habitantes planetarios que dejaron huella de su existencia grabados por todos lados. Y si les parece incomprensible, sólo soliciten un calendario azteca y observen la claridad con lo que los “soles” marcan el inmutable ciclo de 25,600 años dividido entre sus 5,120 años de cambio de orientación de nuestro eje magnético planetario.
Apenas vamos abriendo el apetito, y nos llega la sopa, bien calientita. Sopa de vestigios ancestrales cósmicos, también muy bien aderezados de fantasías malversadas y enterradas en los sucios cajones llamados “mitología”. Históricamente un fraude, humánamente un suicidio. Negar nuestras raíces estelares, no ha hecho por nosotros, más que pudrir nuestros orígenes y lacerar nuestros sutiles y vagos recuerdos. Mejor bajen la sopa con un trago grueso de vino, porque el siguiente plato está más fuerte.
Llega la hora de la carne. Carne de demonios mal llamados y tergiversados por decisiones frívolas y manipuladoras, que con cuernos y colas rojas, le dieron al “conocimiento” la más apabullante de todas las negaciones. La evidencia flota por todos los espacios aromatizados por fraudulentos inciensos y mirras pecadoras. Carne de mujeres siniestras condenadas a las hogueras de la bajeza humana, que decidió aniquilar de cuajo la secreta e inmaculada verdad femenina sagrada.
Bueno quitémosle lo quemante a este platillo, con una fresca ensalada. Ensalada de paradigmas ilusorios generadores de sufrimiento y miseria humana: Un Dios que todo lo pasa y todo lo resuelve; Una vida que empieza con dolor y acaba con muerte; Y una historieta de amor que conduce a apegos infructuosos de necesidades no atendidas. Fresca la ensalada muy fresca, tan fresca que ha de mitigarse con sobre consumos de alcohol y  de evasivas drogas.
El pan nuestro de cada día. Ahí en las canastas de la abundancia asignada sólo para unos cuantos. El trigo transgénico mortalmente venenoso ha creado tras de si gorduras enfermizas apropiadas para la necesaria esclavitud consumista del sistema.
Y de postre, lo que faltaba, la deliciosa ignorancia que esconde tras de sí la insoportable levedad del ser envuelta en chocolate amargo. ¿Qué hay de todo lo nos muestra el universo cada día? ¿Qué hay? ¿Por qué nadie habla de último tránsito de Venus sobre el sol, que cierra la estrellita que cierra la estrella, que cierra la estrellota de una vuelta cósmica donde los engranes conducen a una elevación frecuencial inminente? ¿Qué hay de la medición Shumann que ha alcanzado ya los 12.9 mhz? ¿Qué hay del colapso de la capa magnética? ¿Qué hay de Nibirú y su evidente entrada al sistema solar? ¿Qué hay de la convergencia de las profecias y sus anunciadas adevertencias? ¿Qué nos dicen los insistentes y adevrtidores agrogramas? Pareciera, por Dios, “la crónica de una evolución anunciada”:
Todos duermen, que pena, estando tan opulentosa la cena.
Unos refugiados en su inconsciencia. Otros creyendo que los “salvadores” llegarán muy pronto. Otros más, obstinados en sus fanatismos positivistas, creyendo que porque no lo piensan, no va a suceder. Por piedad, ¿quién sostiene la objetividad? ¿quién?
El Universo, Dios hecho creación en si misma, es un puntual reloj de coincidencias perfectas y amorosas, que conllevan a una evolución incitada y propuesta. Nadie detiene su paso preciso e inteligente, nadie ni siquiera lo comprende, ni lo contempla, vaya desfachatez aunque sea efectuada involuntariamente. Las llamadas fueron muchas, las señales han estado por todos lados, ahora sólo falta que los tiempos se cumplan.

En ti está salir de la caja chica. En ti está dejar las chinguillas para abrir los ojos y darte cuenta. No hay catástrofes, no hay rescatadores, sólo hay elecciones conscientes. Dios no hará la tarea por nosotros, no es negando la realidad como se transmuta, es necesario ser neutral, ser objetivo, generar conocimiento a la vez que misticismo. Ser Luz, luz elctromagnética, oscuridad y luminosidad integradas. Morir a la ilusión, regresar a la verdad, encontrar tu silla. Si amigo, para esta fiesta hay lugares asignados, y mi consejo para ti es, que lo encuentres cuanto antes, porque la hora anunciada ya alborea su llegada en el crepúsculo del amanecer de una nueva vida humana.
La verdad no es romántica ni bonita,
ES lo que ES...
en servicio,
Deihanna Mashd
(amureen@gmail.com)

viernes, 24 de febrero de 2012

Profecía de TUTANKAMON 3


Egipto


Egipto descansa entre el fresco y limpio Nilo y el calor ardiente del sol; entre agua y fuego, tierra y cielo, vida y muerte.
De estas fuerzas opuestas brotó la conciencia del tiempo, junto con una rica filosofía de la existencia, la cual buscaba explicar las eternas dudas del lugar del ser humano en el mundo y de su propósito en el universo.

Desierto de Libia
el Fayum
Sinaí
Mar Rojo
Abu Simbel
Mar Mediterráneo
Alejandría Bajo Egipto
Sais Tanis
Heliópolis
Giza El Cairo Saqqara
Nilo
Menfis
Beni Hasan
Hermópolis
el Amarna Alto Egipto
Abidos
Deir El Bahari Armant
Esna
Heirakonpolis Edfu
Nubia

El río Nilo fluye desde Nubia, en el sur, hacia el norte, hasta el Mediterráneo.
Dendera
Karnak Luxor (Tebas)
Kom Ombo
Eventos principales
Unificación de Egipto. Comienzo de los jeroglíficos y del calendario Fundación de Menfis
Pirámide escalonada en Saqqara
Esfinge en Giza
Templo al Sol en Abusir en Saqqara, primeros textos de las pirámides
Rigió 94 años Desintegración de la monarquía Textos de los sarcófagos Florecimiento de la literatura Tumba enTebas
en Dahshur en Hawara Drenaje de los Fayum
Introducción de caballos y carrozas
Expedición a la Tierra del Imperio Punt: Éufrates-cuarta catarata Culto del dios único AteM Tumba encontrada intacta en 1922 por H. Carter
Templo en Abidos Batalla de Kadesh Templo en Medinet Habu Tumba intacta enTanis
Toma de Jerusalén
Serapeum en Saqqara Circunnavegación de África
Se completa un canal del Nilo al Mar Rojo
Fundación de Alejandría con el Pharos (= Faro) Templo de Edfu y Philae
Templo en Esna y Philae Persecución de los cristianos Fundación de monasterios 452: último texto encontrado, en demótico, en Philae
Amr Ibn al As d.C. conquista Egipto
Reyes principales
Narmer (= ¿Menes?)
Khasekhem Djoser Keops Kefrén Mikerinos Userkaf Unas
Pepi II
Mentuhotep Senusert III Amenemhut III
Los Reyes Hyksos Sekenenre
Hatshepsut Tutmosis Akenatón Tutankamón Seti I Ramsés II Ramsés III Psusennes
Sheshonq
Piankhi Psammetic
Nekao Cambises
Darío Nectanebo
Alejandro Ptolomeo Cleopatra Claudio Dioclesiano
Dinastía Periodo

Arcaico
Reino Antiguo
Primer Periodo Intermedio
Reino Medio
Segundo Periodo Intermedio
Reino Nuevo
Periodo Tardío
Periodo Ptolemaico
Periodo Romano
Periodo Bizantino

Conquista Árabe



El desbordamiento anual del Nilo depositaba limo proveniente de las entrañas de África en los bancos del río y en las tierras bajas adyacentes. Era evidente que la tierra proporcionaba alimento para el cuerpo, mientras que, arriba, los cielos alimentaban la mente. Fue esta clara relación entre el ser humano, la naturaleza y el cosmos la que dio origen a una de las civilizaciones más únicas de la historia.

Los egiptólogos, arqueólogos e historiadores miden los hitos de Egipto conforme al linaje de sus reyes y reinas, una sucesión de dinas- tías. Este método tiene la ventaja de que existe una lista perfecta de la sucesión. Pero si algún rey o reina en particular hubiera sido olvidado o duplicado debido a un segundo nombre, por ejemplo, entonces el sistema se derrumbaría. Para complicar el asunto aún más, las “lis- tas de reyes” fueron agrupadas en diferentes periodos, siendo el más antiguo el Arcaico, seguido por el Reino Antiguo, el Primer Periodo Intermedio, el Reino Medio, el Segundo Periodo Intermedio, el Reino Nuevo, el Periodo Tardío, el Periodo Ptolemaico, el Periodo Romano y el Periodo Bizantino. Se nos perdonará la sospecha de que los “expertos” intentaban confundir al lego con estas convenciones, con la esperanza de detener a cualquiera que tuviese el menor inte- rés en Egipto para continuar, en alguna otra parte, e impedir que interfiriese en la egiptología seria. 

Como quiera que sea, por confu- sas que puedan parecer al lego, estas prácticas permanecen vigentes. (Esta breve explicación tiene la intención de ayudar a quienes estén interesados en Egipto y que puedan estar comprensiblemente con- fundidos por la Tabla del tiempo de la historia egipcia , la cual no es más que una formulación de tiempo y eventos).
El desbordamiento anual del Nilo, junto con la irrigación de las tierras adyacentes, originó el crecimiento de granjas a ambos lados de sus onlhs. El avance y retroceso de las aguas también epitomizó los nacimientos y las muertes anuales y el renacimiento del Nilo.

Alrededor del 10000 a.C. tres grupos de migrantes llegaron al valle del Nilo: africanos de África central, un grupo desconocido desde el corazón de Asia, y un grupo de Libia del cual se cree provenía de la legendaria Atlantis. Se desarrollaron dos centros de civilización, uno en el norte en torno al delta del Nilo, de donde surgió el primer centro urba- no de Merimda, el otro en Tasa, al sur (ninguno de ellos permanece).

Los textos de las pirámides dicen que el dios Osiris, encarnado como el rey de Tebas, unió las dos partes por primera vez cerca del

4200 a.C., pero sólo por un corto tiempo. Se cree que la unificación comenzó bajo el reino del rey Narmer, de la primera dinastía, cerca del 3000 a.C. El Alto Egipto (el sur) conquistó al norte, y una nueva capital fue establecida en Menfis.

Unificado, Egipto abarcaba muchas tribus diferentes, cada una de las cuales contaba con su propia deidad local. Los dioses de un pue- blo en particular eran tres, la deidad local propiamente dicha y dos dioses menores, quienes compartían el honor y la reverencia que a aquél se le ofrecía. 

Estos grupos eran conocidos como tríadas. Usual- mente uno era el dios principal, otro su esposa, la diosa, y el tercero su hijo, de quien se pensaba que poseía todos los poderes atribuidos a su padre. La cabeza de la tríada era a veces Ra, el dios solar, o un dios menor al que se le atribuían los mismos poderes.

La tríada principal Abidos, conformada por Osiris, quien personificaba la bondad, su esposa Isis, y Horus, popular en todo Egipto. En Menfis reinaban Ptah, Sokar y Nefer-Tum (o Tem), mientras que en Tebas se adoraba a Amón, Mut y Khons. Tal vez sea útil decir aquí que suele haber muchas diferentes formas de escribir el nombre de un dios en la mitología egipcia, lo cual, de nuevo, puede resultar confuso.
Con el tiempo, las tribus se agruparon para protegerse y para beneficiarse del cultivo, el almacenamiento de los alimentos y el transporte comunes.

La cooperación en el comercio conllevó una convergencia en las creencias sobre la creación del mundo, con deidades benévolas y malévolas representando las fuerzas de la naturaleza, los elementos, los guardias del inframundo y vida después de la muerte. Con la uni- ficación, la diversidad de los dioses se estructuró, cada uno de ellos relacionándose con los otros en una serie de panteones colectivos. Las deidades cósmicas, de las cuales se cree que tuvieron un origen fuera de Egipto, también figuraban, pero eran remotas con respecto a las vidas de las personas, identificadas en 
forma divina, sin aspecto ani- mal ni fetiche.

Muchos estudiosos se confunden y quedan perplejos ante la miríada de símbolos, dioses y tradiciones de los egipcios. ¿Quiénes eran los dioses? ¿Dónde tuvieron su origen? ¿Qué simbolizaban? ¿Por qué algunos llevaban el ankh, otros el cetro, otros la serpiente, otros el buitre, y, otros más, tanto la serpiente como el buitre?



Los dioses de Hermópolis
La ogdóada
océano primordial
eternidad o infinitud
oscuridad
aire
Shu (aire)
Geb
(tierra)
Osiris Isis
(vida después de la (amor) muerte)
Seth
(destrucción)
Tefnut
(humedad)
Nut
(cielo)
Neftis
(ayudante de Isis)
Nun
Hehu
Keku
Amón
Naunet
Hehut
Kekut
Amaunet
Los dioses de Heliópolis
La enéada
Tem-Ra
(Atum – dios creador)

Había, en esencia, tres sistemas de creencias basados en los tres más importantes centros religiosos de Heliópolis, Hermópolis y Menfis. Los sacerdotes de cada uno de estos centros competían por cuál de los sistemas representaba mejor su historia, sus intereses persona- les y su bienestar.
Los dioses de Heliópolis, y todo lo que representa- ban, tenían más seguidores que los otros. Ellos conformaban un gru- po de nueve dioses, conocidos como la enéada. El dios creador era el dios solar en varios aspectos, una combinación de Atum (Tem), el sol poniente, y Ra, el sol del cenit. Desde entonces fue conocido como Atum-Ra o Tem-Ra. A veces era representado con la serpiente pri- mordial que delineaba las fronteras del universo. Como el dios sagra- do Khepri (Khepera) era el escarabajo, del cual se decía que se creaba a sí mismo a partir de la bola de excremento dentro de la cual su huevo estaba escondido mientras lo rodaba a través de las arenas del desierto, representando la esfera del Sol que cruzaba el cielo. 

También se le representaba como el montículo primordial, la primera tierra en apare- cer después del diluvio, y como un ave fénix llamando hacia la luz, la vida y el renacimiento. Las leyendas cuentan que emergió de las aguas primordiales, soplando a Shu, el dios del aire. Y de su vómito emergió Tefnut, diosa de la humedad (otra versión sugiere que Shu y Tefnut aparecieron después de que Tem se masturbó). Estos dos unidos hicieron surgir a Geb, el dios de la tierra, y a Nut, la diosa del cielo. De ellos surgieron las deidades no cósmicas: Osiris, dios de la vida después de la muerte y de la fertilidad; Isis, diosa del amor divino; Seth, dios de la destrucción, y Neftis, hermana y auxiliar de Isis. Osiris e Isis engendran a su hijo Horus, el halcón.
En Menfis Ptah dio a luz a Naunet y con ella dio a luz a Atum, quien creó la enéada de Heliópolis.

En Hermópolis  cuatro pares de dioses estaban involu- crados con la creación: Nun y Naunet (océano primordial), Hehu y Hehut (eternidad o infinitud), Keku y Kekut (la oscuridad), y Amón y Amaunet (aire).

Pocos son los estudiosos de Egipto que concuerdan respecto a los nombres de los dioses, principalmente debido a la complejidad de la interpretación y traducción de los textos jeroglíficos. Los que están grabados en los muros del templo de Darío II, construido en Hebet, en el oasis de Kharga, aseguran que Nu y Nut, Hehu y Henhut, Keku y
Kekuit, y Kereh y Kerehet representan la ogdóada de Hermópolis. En forma similar, el nombre del dios creador cambió a lo largo de los dife- rentes periodos de la historia egipcia, lo que ha aumentado la confusión.

Shu
(aire)
Geb
(tierra)
Osiris (después de la vida)
Isis
(amor)
Tefnut
(humedad)
Nut (cielo)
Seth Neftis
(auxiliar de Isis)
Los dioses de Menfis
Naunet (océano primordial)
Ptah
(deidad suprema; dios del sol naciente)
Tem-Ra
(Atum – dios creador)

El nombre Ra, el dios sol, apareció por primera vez alrededor del 2865 a.C. (segunda dinastía, periodo Arcaico), llevado por el rey Raneb en Heliópolis; el culto a Ra se profundizó y llegó a su punto más alto alrededor de la época de las grandes pirámides en el 2500 a.C.
La historia dinástica anterior es difusa, y pocos están de acuerdo en quién fue el primero en el trono de Egipto. Algunos creen que el segundo rey egipcio, Horus Aha, probablemente tomó el nombre de Menes, al suceder al primer rey, Narmer, para establecer la capital




La adoración del dios solar Ra (Re) coincidía con los dos periodos de grandes logros cul- turales en Egipto, el primero más o menos durante los tiempos de los constructores de pirámides de la cuarta dinastía, y el segundo 1000 años después, durante la octava dinastía. Él fue capaz de recrearse a sí mismo, adoptando la forma de una serpiente que se desprende de su piel (serpiente emplumada).
Durante otros periodos, el Sol fue representado de varias maneras:
Muestra al dios solar Amón- Ra con dos plumas en su cabeza.
Muestra al Sol como Horus Aha, el halcón con el disco del Sol sobre el cual está cubierta la serpiente (la serpiente emplumada).
Muestra al Sol como el dios Khepera, el escarabajo estercolero, del cual se pensaba que se hacía resucitar a sí mismo a partir de la bola de estiércol, que representaba al Sol, al cual hacía rodar en el desierto, representando el paso del Sol a lo largo del cielo.

En Menfis, lo que aseguró el control de los territorios recientemente unificados. Otros creen que Menes y Narmer fueron el mismo. Un sello de barro recientemente excavado en el cementerio real de Abidos sugiere que el tercer rey fue Djer (quien, de acuerdo con una lista de reyes encontrada en el templo de Seti I en Abidos, también pudo haber sido conocido como Iti). El arqueólogo francés Emile Amelineau y el egiptólogo británico Flinders Petrie descubrieron la tumba del sucesor de Djer, Djet, en una tumba de Abidos, más o menos al empezar este siglo. Con- tenía una estela funeraria (grabado en piedra) en piedra caliza que representaba el jeroglífico de la serpiente –de ahí el nombre de Djet (serpiente)—.

Coronas y adornos reales (izquierda a derecha): corona blanca del Alto Egipto, corona roja del Bajo Egipto, doble corona del Alto y Bajo Egipto, coro- na atef, corona azul.
Aquí, entonces, tenemos los primeros signos que emergen de las plumas (Horus Aha, Menes) y la serpiente (Djet) al mismo tiempo que el crecimiento de la adoración del Sol como Ra, junto con la pirámide.


La primera pirámide cerca de Heliópolis (región moderna de El Cairo) fue la pirámide escalonada de Saqqara, encargada por el pri- mer regente de la tercera dinastía, Djoser, y diseñada por el arquitecto real, Imhotep. Su propósito fundamental era ser un complejo funerario, pero también fue el primer ejemplo de una construcción colosal de piedra a gran escala en Egipto. Fue aquí donde por pri- mera vez el nombre Netjerikhet (Horus) se encontró inscrito en los muros de una tumba.

jueves, 23 de febrero de 2012

Profecía de TUTANKAMON 2




Aunque Churchward proporciona la pista crucial, su aseveración de que la supraciencia de los adoradores del Sol había llegado a tra- vés de las generaciones, desde Mu, pasando por Atlántida, hasta Egipto y México –grabada en los tesoros, escrita en los libros y codificada en los monumentos–, no podía explicar su propagación a través de extensos periodos de tiempo –de 15 000 a 25 000 años desde el tiem- po de Mu– porque las catástrofes causadas por el Sol (véase el apéndice 1) periódicamente (más o menos cada 5000 años) conducen a la total destrucción del globo dentro de estos periodos. Las montañas se convierten en mares y los mares en montañas. No queda nada que examinar después de esos grandes periodos, nada queda que comu- nicar. Esto significa que la tecnología que reaparece con frecuencia regular debe ser “traída” de “otra parte”, periódicamente, señalando, como lo hacen, el ascenso intelectual lineal percibido del ser humano.
En Los superdioses quedaba claro que los maestros espirituales como Krishna, Buda, Jesús y el Señor Pacal son el mismo; perió- dicamente trajeron el supraconocimiento a la tierra, permitiendo la realización de milagros, un entendimiento de la astronomía y una apreciación de la espiritualidad; al hacerlo, educaron a la humanidad en órdenes superiores de ciencia y divinidad. Fueron estos superdio- ses los que dejaron su huella, durante las épocas entre las catástrofes, codificadas en sus tesoros y monumentos. Es así como el conocimien- to se propaga dentro de cada periodo de 5000 años. Los diferentes
superdioses traen el mismo conocimiento una y otra vez a lo largo de la historia, durante infinitos ciclos de progreso y destrucción en la tierra.
Los cuatro superdioses estudiados en Los superdioses compartieron muchas similitudes en sus enseñanzas. Cada uno de ellos podría ser relacionado con la serpiente emplumada; el señor Krishna, octava encarnación del dios Vishnú, era identificado con el ave Garuda, criatura divina mitad persona, mitad águila, y también con la serpiente del infinito, Ananta; Buda (como novena encarnación de Vishnú) tenía la misma asociación, y es digno de notarse que Buda alcanzó la iluminación al pie de la higuera mientras se resguardaba de una tor- menta bajo la capucha protectora de la cobra Makulinda; la relación es menos clara en el caso de Jesús, cuya única asociación con serpientes parece ser el haber venido a la tierra a llevarse los pecados del mundo traídos por la serpiente en el jardín de Edén; el Señor Pacal mono- polizó toda clase de serpientes y plumas, como las imágenes deco- dificadas de los Transformadores mayas muestran en forma tan clara (véase la introducción).
Cada uno de ellos fue asociado, como el Sol con la luz; en el texto sagrado de la India, el Bhagavad-Gita, Krishna dice: “yo soy luz”. Al nacer en Mathura, a orillas del río Yamuna, se vio una estrella bri- llante en el cielo. Buda, maestro de la iluminación, se convirtió en “el iluminado”, y se dice que antes de nacer fue una estrella brillante en el seno de su madre. Jesús era el hijo de Dios y dijo: “yo soy la luz”, y su nacimiento en Belén fue predicho con la aparición de una estrella brillante en el cielo, y aún más, el libro del Apocalipsis de la Biblia dice: “yo soy la estrella de la mañana”. El Señor Pacal también fue conocido como “la estrella de la mañana” y como Quetzalcóatl, y como la serpiente emplumada, y en su tumba estaba acompañado por la figurilla de jade de un hombre blanco barbado, de quien se decía enseñó la supraciencia del Sol a su gente, los mayas. Más adelante, en el capítulo cinco, entenderemos por qué el hombre blanco barbado era sinónimo de la enseñanza de la sabiduría. Y ahora sabemos que la serpiente emplumada representaba al Sol, a la luz, a Dios, creador del universo. Los superdioses fueron los hijos de Dios.
El mentor de Churchward, Le Plongeon, fue uno de los primeros en creer que las culturas de Egipto y México habían evolucionado de una misma fuente: ambas eran adoradoras del Sol, ambas construyeron pirámides y adoraron a un panteón de dioses, y ambas represen- taron a la flor de loto en sus tesoros como símbolo sagrado del Sol. Ambas compartieron la misma época de 5000 años.
 El Sol como serpiente emplumada fue adorado y representado en relieves y pinturas en todo Egipto (véase también la lámina 14).
Tutankamón llevaba plumas y una serpiente sobre su frente. Su barba era el cuerpo de una serpiente que terminaba con las plumas de la cola de un ave. Como el Señor Pacal, era la combinación perfecta de espíritu y carne.
En México reverenciaban a la serpiente emplumada como el más alto de los dioses. En Egipto la serpiente y el buitre (plumas) eran marcas de la realeza y representaban la sangre divina de los reyes.
Pero sólo un rey, en Egipto, llevaba tanto la serpiente como las plumas sobre la frente. Se trataba del niño rey Tutankamón, quien, como el Señor Pacal, llegó al trono a la edad de nueve años.
Compárese la imagen decodificada del Señor Pacal (lámina 16a) como niño usando el sombrero emplumado de Quetzalcóatl con la de la representación de Tutankamón (lámina 16b) en su tumba del Valle de los Reyes. Tanto el joven rey como su esposa están tocados por los rayos del Sol.
¿Fue Tutankamón, quien llevaba una serpiente y plumas sobre la frente, el quinto superdiós?
¿Llevó la supraciencia del Sol a los egipcios? ¿Codificó sus conocimientos, al igual que los mayas, en los
tesoros de su gente? ¿Estaba asociado con el hombre blanco barbado?
Antes de examinar estas cuestiones necesitamos eliminar la posibilidad de que la leyenda de la serpiente emplumada, la adoración del Sol y la práctica de codificar secretos en los artefactos fueron simple- mente llevadas entre las civilizaciones por viajeros.
Obviamente, parece posible que algún contacto cultural a través de los océanos haya transportado algunas de las creencias y costumbres entre las dos civilizaciones. Las investigaciones recientes de varias fuen- tes sugieren que existieron lazos comerciales entre Egipto y México.
Primero, las pinturas en las tumbas del antiguo Egipto, desde los tiempos de la cuarta dinastía alrededor del 2600 a.C., muestran pintu- ras de botes de papiro que muchos creían capaces de transportar tri- pulaciones, cargas y leyendas desde el viejo mundo egipcio al nuevo mundo de Centroamérica. El explorador noruego Thor Heyerdahl creía que estos botes primitivos podían sobrevivir viajes transoceáni- cos. Para probar su punto, viajó al lago Chad en el interior de África, adquiriendo las habilidades para construir un bote similar a los que se muestran en las pinturas de las tumbas y que fuera capaz de llevar a cabo el largo viaje a través del mar.
Reuniendo una tripulación de siete personas, zarpó del puerto de Safi en el oeste de África, en Marruecos, en un barco de papiro llamado Ra (en honor del dios solar de los egipcios), el cual medía 13.7 metros (45 pies) de longitud, 4.6 metros (15 pies) de ancho y 1.8 metros (seis pies) de fondo.
Llevado por los vientos alisios y las corrientes ecuatoriales, Ra via- jó 3000 millas (4830 kilómetros) en un tiempo ligeramente menor a ocho semanas. Pero ciertos defectos en el timón y la inferioridad

de las técnicas estructurales utilizadas para unir los carrizos hicieron fracasar el viaje. Ra se quedó varado, sufriendo daños durante una tormenta caribeña, y se hundió.
Sin perder el ánimo, Heyerdahl modificó el diseño de la embar- cación, tras observar los botes de carrizo construidos por los bolivia- nos y los peruanos en las riberas del lago Titicaca, en Sudamérica. Al volver a zarpar de Safi, en 1970, Heyerdahl y su nueva tripulación de ocho miembros alcanzaron las Indias Occidentales después de 57 días en altamar. El Ra II probó que pudo haber habido cruces primi- tivos del Atlántico desde el norte de África a América Central, uti- lizando tecnología y materiales básicos. Heyerdahl ha mostrado que viajes como éste pudieron haber sido hechos hace 3000 años.
Además, existen otras evidencias que apoyan la noción de que existieron relaciones comerciales bien establecidas entre los continen- tes de África y América durante el Egipto de los faraones. En mar- zo de 1992, investigadores alemanes, al estudiar los contenidos de las momias egipcias, solicitaron la ayuda de la experta científica forense, la doctora Svetla Balabanova, del Instituto de Medicina Forense de Ulm.
A la primera momia sometida a prueba se le llamó Het-Nut Tawy, “señora de las dos tierras”, una momia egipcia de la vigesimoprimera dinastía (alrededor de 1069 a.C.) cuyo sarcófago estaba ricamente deco- rado con imágenes de Nut, la diosa del cielo. Con gran sorpresa, Balaba- nova descubrió la presencia de grandes cantidades de nicotina y cocaína en muestras de esta y varias otras momias del Museo Egipcio en Múnich.
Al principio, la doctora creyó que el hallazgo era un error; ningu- na de estas drogas estaba a disposición de los egipcios de la vigesimo- primera dinastía. El tabaco era desconocido antes de su introducción desde las Indias Occidentales por los seguidores de Colón después de 1492 d.C., mientras que se desconocía que la planta de la coca, la cual crecía solamente en América, hubiese viajado hacia el este antes de la era victoriana.
En la primavera de 1992 los resultados de estos descubrimientos fueron publicados en la revista científica Naturwissenschaften (79, 358, 1992), y causaron revuelo entre historiadores, biólogos, arqueólogos y antropólogos. Si Balabanova tenía razón, todos los demás estaban equivocados, por lo cual hasta sus compañeros de ciencia se pusieron en su contra, etiquetándola, como con tanta frecuencia les ha suce- dido a los científicos a lo largo de la historia, como hereje.

Todos estaban de acuerdo en que ella había cometido un error. En Inglaterra, la arqueóloga escéptica Rosalie David, encargada de la colección de momias del museo de Manchester, insistió: O las prue- bas han sido alteradas o las momias mismas son falsas.
Pero Balabanova era una experta toxicóloga forense. Con fre- cuencia había trabajado con la policía en investigaciones y autopsias. Se apegó a su metodología. Había utilizado un método probado de análisis conocido como la técnica “del eje del cabello”: cuando una persona consume una droga y luego muere, ciertos rastros son lleva- dos a la proteína del folículo capilar, donde permanecen para siem- pre. La prueba podría utilizarse no sólo para confirmar la presencia de una droga, sino también para descartar cualquier posibilidad de contaminación de la muestra. Primero se lavó la muestra en alcohol, después se probó el alcohol para asegurar que estuviera limpio y libre de restos de droga. Cualquier contaminación de la muestra por un agente externo permearía hacia el interior. Si el alcohol está libre de droga, cualquier hallazgo posterior en el mismo folículo debe por tanto tener origen en el interior del folículo capilar, no en el exterior. Esto puede ocurrir sólo mediante el consumo en vida de la droga.
En cuanto a la autenticidad de las momias, la genealogía de Het- Nut Tawy no estaba en duda. El rey Ludovico I había comprado la momia en 1845, y en ese momento comenzó su colección. Los regis- tros mostraban que él había comprado esta y otras momias a un mer- cader inglés llamado Dodwell. El doctor Alfred Grimm, curador del Museo de Múnich, confirmó que las inscripciones, los amuletos y los complejos métodos de embalsamamiento probaban la autentici- dad de la momia, la cual provenía de una tumba utilizada para ente- rrar sacerdotes y sacerdotisas, seguidores del dios Amón en Tebas.
Por otra parte, David, en el Museo de Manchester, hizo pruebas en algunas de sus momias para llevarse la sorpresa de que los resultados de Balabanova eran inexplicablemente correctos.
Esto quería decir una de dos cosas: o los egipcios cultivaban tanto tabaco como coca, o los importaban.
Esto volvió a causar revuelo en los medios científicos, ya que no existía evidencia alguna por parte de los botánicos de que alguna de esas plantas hubiese jamás crecido en Egipto. Los historiadores, por su parte, insistieron en que no se conocían comunicaciones transoceánicas, las cuales consideraban imposibles antes de los tiempos modernos. Pero
esto no es verdad, como el profesor Martin Bernal, de la Universidad de Cornell, señala: el descubrimiento de asentamientos nórdicos en New- foundland, en 1965, probó que los vikingos habían navegado el Atlánti- co, asentándose en Newfoundland alrededor del año 1000 d.C., lo cual significaba que otros viajes similares pudieron haber sido hechos antes.
La difusión del comercio pudo haberse dado desde América hacia el oeste a través del Pacífico. Se sabe que el camote cruzó el Pacífico en la antigüedad, como lo hizo el cacahuate, el cual apareció en el oeste de China, y que la seda china fue utilizada en Egipto ya en el 1000 a.C.
A fin de cuentas, parece claro que el comercio mundial facilitó el transporte del tabaco y la cocaína de América a Egipto, ya sea hacia el este o hacia el oeste, antes del 1000 a.C. La leyenda de la serpiente emplumada, junto con la supraciencia que representaba, pudo haber acompañado la transferencia de estos bienes. Queda el hecho indis- cutible de que los huesos de un hombre, conocido como la serpiente emplumada por su gente y representado con la figura de un hombre blanco barbado, quien dejó su conocimiento en la forma de milagros vivos codificados en sus artefactos, han sido encontrados en México 2000 años después de que la serpiente emplumada, Tutankamón, caminara por las riberas del Nilo. El hombre dentro de la tumba en México era la serpiente emplumada; no sólo se trataba de una leyen- da, no era sólo una historia que hubiese cruzado un océano. Estos superdioses enseñaron las mismas cosas en tiempos diferentes.
Y no sólo los huesos de Pacal prueban este punto. Las escenas del nacimiento de Quetzalcóatl en la asombrosa Lápida de Palenque deco- dificada (láminas 12 y 13) nos dicen que las grandes cabezas olmecas también representan al Quetzalcóatl de una edad más temprana en Méxi- co. La relación entre los dos parece ser (a partir de las historias decodi- ficadas) que el Quetzalcóatl de los olmecas (un hombre negro con un yelmo) regresó de nuevo como el Quetzalcóatl de los mayas, el Señor Pacal, el hombre blanco con la barba, a enseñar la supraciencia de la serpiente emplumada. Más adelante, cuando examinemos los conte- nidos de la tumba de Tutankamón, nos quedará claro que éste reen- carna, de edad en edad, de hombre negro en hombre blanco, con una barba, justo igual que el Señor Pacal y las cabezas olmecas.
Cuando fuera y donde fuera que apareciera, Quetzalcóatl ense- ñaba las ciencias más altas: que el Sol era dios, que el Sol afectaba la fertilidad, los ciclos de la astrología y de la catástrofe, y que el Sol era la serpiente emplumada.