martes, 6 de octubre de 2015


Existen en el mundo crónicas extraordinarias, que a veces pasan desapercibidas, o son ignoradas deliberadamente por su contenido, o la profundidad de su significado. Hasta que la casualidad o el intenso trabajo de algunos investigadores las rescatan del mito o la leyenda, al aportar las pruebas necesarias que se requieren para ser consideradas como hechos reales.


Esto ha sucedido lo mismo en la historia de Helena de Troya, que en las de los textos bíblicos, o la isla de Creta, donde la acumulación de pruebas encontradas abajo del polvo del desierto o los vestigios de ruinas ancestrales, por arqueólogos, antropólogos, e historiadores, han puesto al descubierto la exactitud y la veracidad, de lo que antes solo eran especulaciones.

Este es el caso de LA LEYENDA DE AZTLAN recopilada de antiguos códices que al parecer forman parte del Teomochtli [o Biblia mesoamericana]. Una fabulosa historia que luego de ser traducida del idioma Nahuatl fue puesta en manos de Fray Servando Teresa de Mier, quien a su vez la cedió al Emperador Agustín de Iturbide. 

Hay en este documento datos suficientes como para develar algunos misterios que hoy día persisten como interrogantes acerca del origen de los pueblos americanos, donde se narran eventos espectaculares ocurridos hace mucho tiempo, que nos trasladan eventualmente entre planos dimensionales, por lo que a simple vista pudieran considerarse como absurdos, apócrifos, o fantasiosos.


Bien podríamos llamar a esta historia como EL MAHABARATHA MESOAMERICANO, no solo por su contenido, sino por la hipotética y extraña relación que guarda con esa leyenda.

No hay una descripción precisa para clasificar este documento, pero creo que no solo a esta narración se le puede encasillar dentro de esa categoría. Hay demasiadas cosas en el ámbito mesoamericano que desafían nuestra comprensión, por lo que al ir desentrañando poco a poco su significado nos dejan cada vez más perplejos.

Cuando en las últimas décadas del siglo anterior se descubrió la presencia de un décimo planeta en órbita alrededor del Sol, nadie se podía imaginar que en Teotihuacán ya estaba incluido en su diseño astronómico. Lo mismo sucedió un poco después cuando la “avanzadísima” ciencia moderna manifestó que nuestra Galaxia giraba en torno a un gigantesco agujero negro al centro de la Vía Láctea, mientras que Los Mayas lo tenían ubicado como Hunab-Khu desde hace miles de años.


LA VÍA LÁCTEA Y EL SISTEMA SOLAR
Por eso no parece nada extraño que lo que a continuación se relata en ¡¡¡La Leyenda de Aztlán!!! Contenga hechos tan extraordinarios, que para muchos investigadores no son dignos de ser considerados con seriedad, por su escandaloso contenido, “y muy escasa, o nula credibilidad”.

Hace por lo menos 5.000 años que existió un sabio profeta en la tierra de la sabiduría (el sureste de México) de origen Olmeca, quizá la primera encarnación de Quetzalcóatl, al que llamaban por nombre Komeltum (que significa hombre de frases sagradas). Cuyo legado aún prevalece y cobra vigencia conforme se van suscitando los acontecimientos que el predijo que habrían de ocurrir en la tierra que les fue dada en heredad por sus guías ancestrales, después del arduo peregrinaje desde la mítica Aztlán (Atlántida) hundida bajo las aguas del océano, por la catástrofe que un día sobrevino al desafiar su autoridad.

Pero no solo existen sus profecías, sino diversas leyendas escritas en antiguos códices que están a resguardo en algún museo. Como la que se deriva de la amena charla entre este profeta y Tulúm (Sacerdote o Príncipe Maya), donde se describe con precisión al margen de otras impactantes historias, el siguiente dialogo…

Komeltum; Por cierto Tulúm, que tus hijos y los hijos de toch (Tenoch) después de los tiempos oscuros (la época de la conquista española) serán una gran nación ¡Tan grande como sus problemas! Tus hijos y los hijos de toch (mayas y aztecas) serán uno solo después de los tiempos aciagos.  Y entonces todos sin excepción podrán convertirse en dioses (seguramente que esto se refiere al resurgimiento de las antiguas disciplinas que los pueblos mesoamericanos utilizaban para elevar su percepción e interactuar más allá de los límites conocidos), tal como se profetizo cuando eras pequeño. Que tendrías tu propia descendencia, cuando Aztlán dominaba al mundo, esto se ha estado cumpliendo hoy.

Por eso es que a Tentenzeótl (Zenteotl -Dios Único-, o padre de los dioses, en la Teología Náhuatl) nunca le gustó lo que vio, porque solo cuatro de las grandes culturas podrán ser consideradas (quizá mayas, aztecas, toltecas, y olmecas). Estos se confabularán algún día con los dioses para crear líneas y planicies donde puedan aterrizar (¿ovnipuertos?), pero solo unos cuantos serán los elegidos.

Tulúm; Es imposible que alguien vaya a crear pistas de aterrizaje para que desciendan los dioses, y menos recortar las montañas para facilitar su tarea. Después de la gran catástrofe que hundió bajo las aguas a Aztlán (La Atlántida) todo está perdido.


OVNIS-MAYAS Y AZTECAS
Komeltum; No olvides que ellos tienen nuestro conocimiento y son nuestra propia sangre, que es algo de lo que se puede rescatar. Por entonces habrá “Ciudades de oro” y grandes naciones fuertes y vanidosas como la propia Aztlán. Pero nadie como los tuyos Tulúm, por eso es que Tentenzeótl solo recogerá a unos cuantos, pero nunca a toda una civilización. Y es que después de la debacle se cerraron las puertas abiertas por los dioses, con las que no eran necesarias naves espaciales para ir hasta su morada, o ver a los abuelos, y hasta visitar a los nietos de los nietos en sus momentos de gloria (¿grietas, o puertos dimensionales para viajar en el tiempo?).

Tulúm; Eso lo sabe hasta un niño pequeño, pero sin las puertas no podemos hacer nada, ni ayudar a nuestra posteridad.

Komeltum; Eres tan ciego Tulúm ¿No te das cuenta de lo que vendrá? Tú y yo mismo hemos cruzado las puertas, y hemos podido contemplar el futuro de nuestros congéneres una y mil veces. Y aunque antes habrán de venir los tiempos oscuros [el dominio de la colonia española], llegará el tiempo en que lo dominarán todo, absolutamente todo. Pero no serán los aztlán ni los jaguares (aztecas y olmecas) sino una mezcla homogénea. Todo dará inicio a partir de la aparición en los cielos del Ojo de Calamar (la fecha de la gran alineación cósmica del 21-12 del 2012). 

¿Recuerdas como sobrevivió nuestra nación, después de la gran tragedia, cuando Aztlán (Atlántida) desapareció para siempre? 
Siete familias viajaron al norte, eran hijos de Neopetetl, y luego de miles de años de peregrinaje encontraron su camino, guiados por una serie de sacerdotes después de Tenoch, buscando una gran señal que ellos habían contemplado (éxodo Azteca).

El segundo grupo estaba formado por otras siete familias que no siempre estuvieron unidas, de estas saldrían los hombres jaguar (olmecas), y los hombres que se volvieron gigantes (en sabiduría). Esto alude a una línea independiente de origen Náhuatl-Tolteca.


PUERTAS DIMENSIONALES-TOLTECAS
Y los que se volvieron como los dioses (primera línea Tolteca, Teotihuacán), no siempre permanecerán unidos, y desaparecerán.

Otras siete familias viajaron al Sur, son los hijos de Vorachotza (Viracocha), forjando grandes naciones antes de desaparecer [El texto se refiere sin duda al origen de las primeras civilizaciones andinas, [Aymaras, Incas], etc.

Otros más viajaron al Este y jamás se supo de ellos, eran hijos de Tlapazintun [quizá su rastro se puede detectar en los extraños vestigios arqueológicos semejantes a los de la zona de influencia de las culturas clásicas de Mesoamérica en las islas Canarias].

Pero los más sabios y mejor preparados obtuvieron el conocimiento de volar (de elevar su percepción) y se fueron a vivir con los dioses (sus hermanos del cosmos), han prometido regresar para ver cómo hemos evolucionado, y evaluar si también podemos formar parte de ellos.

Todos tenemos algo de sus conocimientos, y profetizo que de vez en cuando serán revisados, para el bien de todos los pueblos.

También hubo alguna vez en Aztlán puertas y caminos hacia las estrellas, barcos que llegaban a otros mundos (para la sabiduría de los pueblos antes citados, el espacio infinito era tan navegable como el mismo mar), y se podía volar y viajar al lado de los dioses. Si, fueron estos dioses alados los que nos advirtieron de lo malo que hacíamos, a lo que los nuestros se revelaron, y al despertar su ira todo culminó con el hundimiento de Aztlán (o Atlántida) bajo las aguas del Océano. 

Por eso los he convocado a esta reunión, para explicar lo que vi a través de las puertas, que una vez fueron y ya no son, pues los dioses se las llevaron., eran de forma rectangular con un circulo interno, y estaban custodiadas por enormes guerreros de aspecto metálico. 

Al llegar ahí, y por mediación del mensajero de los dioses, ellas giraban en una dirección y el círculo interno en sentido contrario, hasta que el nombre del Dios de los dioses aparecía formado por símbolos mágicos -de donde emana nuestra actual escritura-, había un destello y estas se abrían sin hacer ruido… Se podía mirar como a través del agua de un lago transparente de poca profundidad…J.M.TORRES

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